Quería volar como un pájaro
pero no tenía alas.
Quiso subir hasta la cima de aquel mundo blanco
en la oscuridad del día,
cuando nadie mira a su lado,
cuando gritan los perros abandonados en el asfalto
y la jauría humana ladra enloquecida de sueños rotos.
Era un homeless solo hablando con el viento,
dialogando con las calles de un paraíso olvidado.
Una silueta sobre el suelo.
Una linea en el diario.
A través de la ventana el fiscal del distrito,
sentenciaba borracho el alma del ángel caído.
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