lunes, 5 de febrero de 2024
Presentación del poemario "Viaje a los confines de la nada". Casa de la Cultura de Macastre.
En 2008 realicé el pregón de las fiestas de Macastre, un pueblo muy querido por mí. Este es el texto de ese día.
Pregón fiestas de Macastre, Agosto de 2008.
"Y va a uno y le toca ser pregonero, como si eso fuera tan normal como respirar. Y
entonces se le remueven las tripas, a uno, o el alma, y le toca largar de
aquellos con quienes convives más horas al día que con tu mujer y tu hijo. Y
dices –“bueno, sí, si total sólo habrá que hablar bien del pueblo y de las
gentes que estimas y quieres hasta perder el habla”-. Y te das cuenta que te
has pasado veintitres años escuchando a esos a los que ahora te piden que les
digas que los estimas hasta perder el sentido. Y lo haces porque el placer es
inmenso.
Y aunque sólo sean cinco minutos la tarea es ardua.
Y te pones a escarbar en las gentes, en su memoria, en los días que pasaste con
ésta u otra persona, hablando de todo menos de la faena, o de lo dura que es la
vida, o de los hijos, o de las conversaciones cotidianas, que también tienen su
sentido de camaradería. Y no olvidar que aún existe la educación, la lealtad, las
ganas de querer vivir al otro. Y vivirnos juntos. Como si ser un pueblo no tuviera su
importancia. Y no pasar como un suspiro por esta vida que a veces no es más que
eso, vida, por mucho que hinchemos los números y le pidamos peras al olmo
cuando no eran sino garrofas.
Y entonces se te aparecen caras que has dejado de ver. Escuchas voces que oíste
todos los meses. Historias que contaron y te las llevaras a la tumba por algo más
que el secreto bancario. Por pura lealtad. Porque a veces las miserias humanas y
las alegrías son sólo eso, historias confusas.
Y quieres decir tantas cosas que no dices nada. Y total, para qué –te preguntas- y
te salen más recuerdos. Un chorro humano de memorias con las que se alimentan
las horas. Y al final confundes quién eres y de dónde vienes.
Y en un arrebato de querer, quisieras ser de aquí. Pertenecer a estos que en
momentos difíciles te lo dieron casi todo y aunque pasen cien años no conseguirías
devolver casi nada. Y te toca ser sincero. Desnudarte un poco, aunque sea , delante
de esas personas que te miran y hablar de tus sentimientos. Y decir que el espíritu
aún anda joven y que ¡vaya con estas fiestas!. Y que se pondrá la luna en la Fuente
Grande como se te ponía cuando eras un poco más joven. O como cuando te
amanecía en la Plaza de los Arboles. La verdadera plaza de la Hoya.
Y te toca ser sincero y decir que vendrán los veraneantes y llenarán la travesía de las
muchachas más bonitas y las noches más largas. Y que transitarás con besos
esa manera de entender un agosto, como pocos saben hacerlo a la sombra de un
castillo que también tuvo sus días. Y te toca decirlo en inglés, en rumano, en
francés, quién sabe la manera de decirle al otro que se venga
para acá. Que llene el pueblo de alegría, de madrugadas, del otro necesario, del
nosotros fugitivo, de lo diverso, de la riqueza con que se puebla la esperanza.
Y quieres decir tantas cosas que te confundes de días y ahora son fiestas. Y aunque
sabes que el horno nunca estuvo para bollos, habrá bollos y vino, y aunque sabes
que vendrán mañanas tan solas de febrero en esta plaza de los árboles sin hojas,
habrá música y risa, boleros y roces, más cuernos y más vida.
Y como te conoces y sabes cómo te gusta hablar y hablar, como puedas, a quienes
estimas, y cómo te gusta la fiesta ( y la mejor en esta plaza), y las verbenas y la
Plaza Nueva, y la de Los Toros, y Socaña, y el Río Magro con agua, y Cuerna límpia.
Y la Hoya colgada por unos días de los sueños de más de mil quinientas almas
con las que se llenan las palabras: “Macastre son fiestas”.
Delmundo Milá.
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