La levedad de las cosas embriagaba el aire de deriva.
Como quien hiende a dentelladas los despojos de la derrota, así se alimentaba
de cielo la tierra herida, con los restos de la memoria. Y no hubo lugar que no
fuera desierto en el vasto imperio de la nada.
de "Viaje a los confines de la nada". D.Milà
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