Al otro lado.
A veces miro en lo más hondo de mis adentros, le doy la vuelta a los ojos, atravieso la antesala del pensamiento y persigo las ideas en una carrera alocada por mi sistema nervioso. Un intrincado compendio de callejones vacíos, de nodos alborotados y todo bajo un cielo redondo que cualquiera diría que es la más bella cúpula craneal del universo.
Cansado de buscar el tiempo
por las vueltas de mi cerebelo, me abalanzo sobre una nube
de materia gris muy antigua
que rige los destinos de mi movimiento.
- “¿Dónde vas tan deprisa, muchacho?”
- “Al hipotálamo – le digo-, donde están mis
principios.
-” Allí sólo entra la memoria en un día bueno y sale la conciencia en un día malo”, no vayas descalzo.
Pero yo soy etéreo, -pienso- yo no deambulo solitario por las afueras del sentimiento, mendigando principios simples y finales complejos. Yo soy feliz viendo volar los pájaros. Mis pájaros. Golondrinas. Aviones. Vencejos. Una bandada de garzas blancas surcando este mundo ciego.
Así que vuelvo cada noche, en
esta epidemia de silencio, a mirar tumbado la luna desde el otro lado del
sueño.
( de “Poesía del silencio”. D. Milà 2020)