domingo, 15 de septiembre de 2024

Pintadas que te marcan.

Cuando las pintadas son arrojadas en la pared oportuna te arrebatan la conciencia de un tajo y ya no eres la misma.Las pintadas son profecías postmodernas en una galería de olvido y marginación. Por eso me atraen, me llegan a lo más hondo de mi entendimiento y socavan estructuras que parecían inmutables en este despropósito moral que padecemos (quienes no creemos en nada). Nada que nos ate a una realidad ficticia, casi casi diseñada para jodernos la vida a los mismos. Uno de esos ejemplos anónimos de literatura de base se hizo presente en una de las paredes de mi juventud. En la avenida Beltrán Báguena de Buñol, encima del abrevadero para caballerías en el que los más cagamandurrios bebíamos a morro, allí estaba la pintada, de un blanco roto, fijando la atención del conductor que no tenía más remedio que dirigir la mirada hacia la pregunta inquisitiva: "La OTAN nos defiende. Pero ¿quién nos defiende de los que nos defienden?". Eran tiempos de cambio en este estado fallido desde la edad moderna que llamamos España , que es tanto como decir "El cortijo de unos pocos por la gracia de dios y sus enviados a impartir justicia terrenal". Este pedazo de tierra que compartimos a desgana quienes no somos capaces de escuchar el "A por ellos" sin sentir cierto asco por ese engaño colectivo de cambio que nunca llegó. Quien llegó fue la OTAN, una estructura militar al servicio de una oligarquía belicista anglosajona que puso dictadorzuelos en esta piel de toro lanceado y maltratado, a mayor gloria de unos militares comprados por un puñado de dólares (Franco) y reyezuchos borbónicos que se enriquecieron a cambio de promesas de democracia y libertad para un supuesto pueblo, cultivado en los jardines del olvido y el analfabetismo mäs interesado. La OTAN nos defiende, pero ¿ quién nos defiende de los que nos defienden?, cantábamos alegremente la muchachada frente al consulado de USA en Valencia. En el autobús de vuelta al pueblo repetíamos la consigna: "-¿Que cómo se llama el cerdo?"-(preguntaba una voz) y todos contestábamos, -"¡El cerdo se llama Reagan!" ( Ota vez la voz) -"¿Y el cerdito?"- Esta vez teníamos que responder "Felipito", pero yo cambié el guión y dije "El general Casado" cosa que no sentó muy bien entre los ediles municipales que unos meses antes habían nombrado, a ese General franquista de la guardia civil, hijo adoptivo del pueblo. Hace unos días, escuchando un podcast antibelicista, recordaba esa pintada nostálgicamente y su advertencia." La OTAN, -decía en el podcast un general alemán retirado-, es la causante del 95 por ciento de todos los conflictos bélicos del mundo desde la guerra fría". La Otan nos defiende, pero, ¿quién nos defiende de los que nos defienden?.

domingo, 8 de septiembre de 2024

El simulacro de estos tiempos amargos.

Siempre me he preguntado porqué las guerras tienen normas, tratados, tribunales que las encuadran en lo factible,cómo deben de desarrollarse para estar dentro de unos cánones de muerte, si sólo se trata de inexistencializar al otro, de matarlo,de sacarle las tripas y los ojos, de evaporar su polvo por las cloacas de la historia. Un borrar la memoria del que nunca haya existido. Que dejen a las guerras seguir su curso y podamos ver de verdad el horror humano. Entonces no mentirán los periódicos , ni la propaganda oficial tendrá cuajo para simular una realidad edulcorada en las pantallas de un centro comercial, ni será tan terrible justificar la verdad en nombre del progreso. Lo que siempre ha molestado es la presencia del otro, la risa que subyace a la vida, la mirada inocente de un niño que no entiende de horrores religiosos, ni geoeconómicos, ni mediáticos, ni quién tiene más grande el libro. Vivimos en un simulacro de casi todo, como aquel mapa ficticio de la historia de Silvia y Bruno de Lewis Carroll, que tenía una escala de una "milla por milla" y uno de los personajes advierte "ahora usamos el pais mismo como su propio mapa". Sólo vemos la muerte cuando nos acontece a nosotros mismos, cuando la vemos venir de cerca con la guadaña para cercenarnos de un tajo y a veces ni eso.
Andamos engañando al tiempo con un futuro pasado, al espacio con fronteras que no existen, a la misma historia que nunca nos han contado, porque la guardan celosamente en un lenguaje extraño, indescifrado sin relatos interesados. Ésos que no quieren que sepas que, sin la inocencia de los niños, no gira el mundo que nos da sustento.

viernes, 6 de septiembre de 2024