domingo, 29 de octubre de 2023

 LOS NIÑOS.

Los niños de Ramala veranean en el Mar Muerto
Los niños de Río juegan al fútbol descalzos en Copacabana
Los niños de Manhatan pisan las hojas en Central Park
Los niños de Praga aman la primavera
Los niños de Bolivia pasean la Paz
Los niños de Lima venden historias
Los niños de Corea están divididos
Los niños de Reikiavik están solos
Los niños de Marsella no están
Los niños de Brujas tienen miedo
Los niños de Madrid son castizos
Los niños de París no vienen nunca
Los niños de Rusia tampoco
Los niños de América están unidos
Los niños de África sueñan las estrellas
Los niños de Filipinas son los últimos
Pero en Jerusalén,
en Jerusalén no hay niños.
( De "Del mundo en mí ( y otros extraños)". 2008. D.Milà. editorial: Colección de literatura Kooperativa).
NOTA ACTUALIZADA
Ahora que la realidad se me come los viejos poemas a mordiscos de noche llena.
Cuando silban los morteros de la historia a golpes de timbal en esta situación dodecafónica de la orquesta de la vida y las trompetas desafinadas anuncian la venida de dios justiciero.
Cuando se reproduce una melodía conocida de muerte en los canales abiertos de la humanidad
y el silencio del agua manchada recorre los valles abandonados del rio Jordán.
Cuando los gritos de los inocentes retumban en los muros gastados de Herodes Agripa
y sangran las piedras en el templo de la vergüenza y en la explanada de la ira.
Cuando el hecho de ser humano no conoce fronteras de divinidad y pasean gastadas las palabras por la tierra incendiada.
Cuando la justicia divina se come a dentelladas en bandejas de plata,
blanqueadas con el polvo machacado de los huesos de los niños, de esos miles de niños que pueblan las ruinas de esta miseria colectiva, os pido, ¡Oh Dioses!:
Que reunáis en el paraíso blanco e inmaculado de los siglos a todos los arcángeles,
los ángeles buenos y malos,
los caídos en combate con sus alas gastadas,
los querubines y los serafines,
los tronos, las potencias,
las dominaciones y las virtudes
y todos los espíritus
y cualesquiera de los ejércitos divinos
armados hasta los dientes de inocencia
y les digáis que cuando ya no queden niños, ni escuelas, ni hospitales, ni futuro que llevarnos a la boca, entonces, y sólo entonces,
heredarán la tierra plana que les hemos prometido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario