martes, 28 de julio de 2020

 Sentía que el alma se deslizaba por el viento
que la noche la guiaba en una gran ola azul.

El viejo abría su corazón al sol del verano
a la brisa que vuelve del fondo de una espera.

De donde era el silencio de una mañana, salían
conjugadas lágrimas y llanto como ceniza de agua.

Como ilusión de vida al otro lado de la nada.
Por ella vivía y por aquel revuelo de tiempo

que voltean limpias en luz sábanas blancas.
En el desván de las quimeras y las horas rotas,

donde juegan colgados los nidos de golondrina
con el sueño cansado de una cornisa, por ella vivía.

Y por ella esperó. La vió llegar. Abrió la ventana.
Dejó un puñado de semillas debajo del nido.

Era todo lo que tenía....

                                                 D.Milà

martes, 30 de junio de 2020

Ayer tuve un sueño

Vi que los justos 
heredaban la tierra
y les sacaban los ojos
vi vagar la esperanza
por calles incendiadas
abrasar el futuro
incendiar el cielo
de un golpe seco
ayer tuve un sueño
Ví la desesperacion 
surcar las huellas
de unas manos rotas
terriblemente
cicatrizadas
enraizar con el suelo
fundirse amalgamada
palabra y asfalto
zozobrar el abismo
y germinar el odio.
Pero era sólo un sueño
era sólo un sueño.

              (D,Milà)

lunes, 18 de noviembre de 2019

Ahora que todo es lo mismo.
Ahora que todo es lo mismo y los pájaros cantan en binario por los corredores canalizados del ciberespacio. Ahora que los verbos se conjugan con la lágrimas ácidas de los mudos y sonríen los muertos de asco en las fosas llenas de los números primos. Ahora que te veo danzar mordiendo electrones desbocados en el fuego silenciado de una imagen de video. Ahora que las caricias se nos perdieron en los surcos de tu mano labrando el futuro. Ahora que ya no tenemos nombre porque nos lo robaron. Que diseñaron el pasado para hacerlo perfecto.Ahora que ya no sabemos decir te quiero sin decirlo y volvemos la mirada cansada y sabemos que éste ya no es nuestro mundo.
"Siempre ha sido así", me dijiste, siempre vinieron otras con nuevas palabras en los labios. Siempre supimos que éramos las últimas y no quisimos creerlo porque no era el momento, y estábamos en lo cierto.
Pero ahora que todo es lo mismo y sólo nos queda el viento para arrastrarnos lejos, muy lejos, que nadie sepa que un día también fuimos seres solitarios, asustados de amor en este continuo...
( De "Viaje a los confines de la nada").

domingo, 20 de enero de 2019


El paseante y el agua.

El camino no llevaba a ninguna alberca. El agua era sólo una quimera. Hubiera querido quedarse ciego para no ver la desdicha que se anclaba a sus pies. “Todavía puedo moldear el barro” – decía-.
 No era cierto. Nada de lo que tocaba a su paso se convertía en vida. Nada de lo que estuviera dispuesto a admitir como nuevo tenía el tiempo de su lado. Era en vano todo intento. Se quedó quieto para desgajar el silencio con el filo de su aliento. Todo estaba cubierto de miedo en aquella ausencia. Una ilusión enfebrecida con el sudor de sus manos. Un arrebato líquido atravesó la pupila para que el cielo corriera paralelo a sus lágrimas.
Poco a poco se fue cerrando el universo en sus párpados, se fue aplacando la noche de sangre en sus venas. Batía el corazón muy despacio. Se cerraban los poros como en un eclipse de luna. Y pensó con el último impulso de su voluntad ciega beberse el cielo para seguir vivo mirando las estrellas. Para acariciar las piedras que disponían su camino. Para sentir la danza de la vida que se aleja.
Extendió una mano sobre la hierba mojada. Escuchó por última vez el sonido del agua. No era muy viejo. Nadie lo esperaba. 
                                                                       ( de "Viaje a los confines de la nada". Delmundo Milà.)

martes, 25 de septiembre de 2018

Cuando perdimos la ilusión

El mundo se tornó áspero, agrio, envuelto en una bruma fría que descarna el aliento.
Que empuja los huesos al abismo de la nada.
Entonces vagaban los cuerpos solitarios desposeídos de mañanas. Desnutridos de horizontes que se hunden en el sueño de una visión cóncava. 
La furia de la tristeza, el empuje desnortado de las lenguas huecas. La rabia de la razón que huye por las heridas de la tierra.

Aprendimos a jugar sentados, a vivir el silencio desnudo, a rozar los días con las miradas. Un impulso vacio de infancia. Un arrebato de quietud extrema. Un viento sórdido que se lleva la risa.

Imaginamos el futuro en la ausencia, retorcimos las caricias, sentimos vibrar la insignificancia.

Sin fuerzas para dejar escapar las lágrimas.

No supimos contener la ira.

Ahogamos la esperanza.

                                                             ( Delmundo Milà.  de "Viaje a los confines de la nada")


domingo, 8 de julio de 2018

Vino al mundo


Vino al mundo por una contracción del mundo,
cuando las cosas todavía no llevaban nombre y los nombres no existían sino en el lado más remoto de los silencios,
cuando los árboles advertían a las aves de un nuevo albor para las aves y los cielos rojos demoraban los días en espera de viento,
cuando los otros yacían expectantes sobre la cara oculta de la tierra y el deseo dibujaba nubes sin sombras en un espacio infinito.

Vino al mundo por una sucesión de noches que iban cayendo una a una sobre el principio de una saga, sobre el inicio de una cadena que no tenía eslabones donde encerrar la libertad, y poder tensar las esperas para amarrar la memoria.

Vino al mundo por que otros lo llamaron y en la voz todavía clara se arremolinaban las sílabas de un lenguaje incierto.

Vino al mundo para sentirse junto a los otros, que lo amaron sin saber siquiera su nombre en un mundo en el que se batían en fuga la necesidad y las piedras como lenguas de fuego.

Y cuando vino miró su hambre y su cansancio y una lluvia láctea se derramó por sus labios como lluvia de seres que desgajaran su esencia, y la sensación de cuerpos que se rozan uno junto al otro sin apenas tocarse fue el primer contacto.
 Y luego extendió la palma de sus manos y un vértice rugoso le traspasó la piel como sucesión de arrebatos sin movimiento, como un impulso vital para una secuencia aterciopelada e incierta.

Y una mirada limpia se reflejó en las caras de los otros todavía difuminadas por una luz sin punto de fuga.
Y surgieron las formas  de un claroscuro como quien viese nacer la primera memoria.

                                                                                                                                a Marc, mi hijo.