sábado, 8 de marzo de 2014

                                                                                                            Para Leopoldo María Panero

Me dijeron que tenía que competir con mi hermano no nacido para beberme el mejor líquido amniótico de la placenta.
Me dijeron que tenía que competir con otros para ganarme el cielo de los justos, y así hicieron los justos conmigo porque no era el más justo.
Me dijeron que tenía que alimentar la cadena de montaje de la vida y producir el arma más bella y salió de mis manos un cuchillo afilado.
Me dijeron que poseyera la hembra más bella y mejor preparada para traer al mundo el ser más bello y cuando nació no había escuelas.
Me dijeron que estaba en el mejor de los mundos y que más allá de los muros otros rondaban el sueño de los justos y yo cogí el cuchillo afilado.
Me dijeron que mi mujer y mi hijo se fueron al alba cuando acaban los sueños y se derramó el cielo en una gris tormenta.
Me dijeron que siempre estamos solos y ví  a otros como yo vagar los días en este calendario roto.
Me dijeron que no hay consuelo para los cuerpos que nunca han creído en nada y horadé la tierra con mis manos buscando la nada.
Luego vinieron otros y otros, y otros y otros y a todos les dijeron lo mismo.


                                                      (de “Viaje a los confines de la nada”. D. Milà)

lunes, 3 de febrero de 2014

Y si pides las estrellas, hijo...
Quiero llevarte de paseo por la terraza del cielo
sentir el viento cogerte la mano
encender los gestos en el hogar de mis sueños.
Que te guardo una silla en el rincón más cómodo
de mi pensamiento
te acomodo una cama en el salón de mi humanidad
te cocino las sonrisas al fuego lento de tus besos.
Dime que me quieres hijo...
que no me cansaré de escucharlo
aunque sople con fuerza el viento
allá donde vivan las estrellas
tendremos tu y yo el universo.

D.Milà  (A Marc, 10 años)

lunes, 27 de enero de 2014

La fiebre del oro

Es posible que uno sea alto como un pino, rubio como la cerveza y bien encarado, pero no tonto, o al menos eso tuvieron que pensar las mentes más privilegiadas del Bundesbank alemán cuando solicitaron a la Reserva Federal de los Estados Unidos que les devolviese las 1536 Tm, casi la mitad de sus reservas  totales de oro, que supuestamente están depositadas en la bóveda del subsuelo de la 5ª avenida de Nueva York.  –“Estos melones quieren ver su oro”-  seguro que dijo Ben Bernanke, cancerbero de la FED, como antes hizo Goldman Sachs ( jugando con el inglés : “El hombre de los sacos de oro”, experto en vender cosas que no existen . Vendió certificados de oro, pero no tenía ni una triste onza de oro que respaldara la ilusión de transformar el metal en cédulas. Un alquimista del siglo XXI.)
Insistieron los tozudos alemanes en hacer bueno el dicho de que se cree lo que se ve, sabiendo que desde mediados de los cincuenta ningún cliente ha visitado la veta artificial más prólija del mundo. Y ante la desconfianza, la demostración empírica. Una buena mañana de  2013 se les conminó a los incrédulos teutones a dar por cierta la existencia de su propiedad pero la sorpresa fue mayúscula cuando en la antesala de la bóveda se les había preparado una muestra del producto. Cinco barritas relucientes del aúreo metal. –“Estas son de chocolate”- pensó el  más listo de todos. –“El resto no lo pueden ver”- apuntó el botones de la FED. Los alemanes molestos pensaron que con aquello no podían ni hacerle un anillo a la Merkel. Es más, empezaron a sospechar que la materia lejos de trasformarse  puede esfumarse como así apuntan todos los indicios.
En efecto, un antiguo encargado de Goldman, un tal William Kaye, afirma sin pelos en la lengua que el oro alemán y el de todos los estados que habían depositado su confianza en la reserva americana, ha sido fundido en Hong Kong y de allí ha pasado a llenar sin logotipos culpabilizadores cualquier pagoda fuerte de la Ciudad Prohibida. Una mala noticia para los alemanes, que cabreados,  amenazan a Obama con que les devuelva los suyo en el 2020 sin dilación. Los americanos se han disculpado como saben, espiando el teléfono de Ángela por si acaso se le ocurre cambiar de joyeros. Sin embargo ella sabe, como todos los dirigentes occidentales que los días de desayuno con diamantes se han acabado. La única fiebre en estos tiempos de resfriado es amarilla y no trasparente. El nuevo oeste descansa a orillas del Yang-tse, allá donde buda perdió el pelo.
D. Milà

lunes, 23 de diciembre de 2013


"Las ciudades se amontonaban entonces en la geometría vacía del agua. Nadie andaba solo por las montañas descarnadas de los uigures, por los valles yermos de Karelia. Era lo mismo en la bahia de Halong que al borde de la isla de Socotra. No servían las imágenes desnudas de un olivo que proferían a chorros peregrinos venidos de tierra santa. La desesperación mudaba la piel como una serpiente plateada."

                                           de "Viaje a los confines de la nada". D.Milà  

martes, 17 de diciembre de 2013



Este año no vinieron los pajaros,
vino el aire y se llevó las hojas,
vino la grafiosis y se llevó los olmos,
vino la lluvia y arrastró la tierra,
vino el sol y abrasó sus manos.
Luego vinieron las fábricas y
un gris de plomo anegó los campos.
Ahora no hay niños llorando,
no tenemos semillas,
no hay escuelas abiertas,
nadie entona el canto...
Sólo un gris de plomo tenemos
y un silencio amargo,
muy amargo.

De "Poesía de los pueblos del agua".



"Y los hombres llevaban máscaras de oro y guantes de seda negra para asir con sus manos la desdicha de una tierra incendiada, para guardar el silencio desnudo en jaulas de hierro al filo de la nada. Y unos pocos, a cara descubierta, jugaban con el hambre a dar saltos de esperanza, hacían piruetas con el humo, vendían de amor las palabras. "
de "Viaje a los confines de la nada". D.Milà

miércoles, 11 de diciembre de 2013


La levedad de las cosas embriagaba el aire de deriva. Como quien hiende a dentelladas los despojos de la derrota, así se alimentaba de cielo la tierra herida, con los restos de la memoria. Y no hubo lugar que no fuera desierto en el vasto imperio de la nada.
                                                                                   de "Viaje a los confines de la nada". D.Milà