sábado, 8 de marzo de 2014

                                                                                                            Para Leopoldo María Panero

Me dijeron que tenía que competir con mi hermano no nacido para beberme el mejor líquido amniótico de la placenta.
Me dijeron que tenía que competir con otros para ganarme el cielo de los justos, y así hicieron los justos conmigo porque no era el más justo.
Me dijeron que tenía que alimentar la cadena de montaje de la vida y producir el arma más bella y salió de mis manos un cuchillo afilado.
Me dijeron que poseyera la hembra más bella y mejor preparada para traer al mundo el ser más bello y cuando nació no había escuelas.
Me dijeron que estaba en el mejor de los mundos y que más allá de los muros otros rondaban el sueño de los justos y yo cogí el cuchillo afilado.
Me dijeron que mi mujer y mi hijo se fueron al alba cuando acaban los sueños y se derramó el cielo en una gris tormenta.
Me dijeron que siempre estamos solos y ví  a otros como yo vagar los días en este calendario roto.
Me dijeron que no hay consuelo para los cuerpos que nunca han creído en nada y horadé la tierra con mis manos buscando la nada.
Luego vinieron otros y otros, y otros y otros y a todos les dijeron lo mismo.


                                                      (de “Viaje a los confines de la nada”. D. Milà)