Hoy te he visto danzar
con el viento mientras llovía, y se
inundaban los poros
donde el fuego dejó la
tierra baldía.
Una inmensidad
verdeazul en el abismo de tus lágrimas, brotaba
con tus besos
y el agua dulce de tu boca.
Donde se enrreda el
barro con tu pelo dando vueltas silenciosa, allí giraba el torno
con las manos de la
brisa.
Un torbellino de arcilla
te unió en la forma a la simple materia
de la vida,
como se moldean los
sueños
nacieron gestos en el filo donde rompe el
alba, salitre desnudo
en el cielo de una gota de agua,
y danzabas sola, sabedora de una estirpe dorada
de algas, de versos, de caracolas
con el viento acariciándote
la cara.
Era un día de esos que
te escribo para sentirme vivo, como si fuera necesario invocar
cada palabra. No lo tengas en cuenta amor mío.
D.Milà, 2017