"Big Rip"
Ayer
no era consciente de mi destino. Aunque feliz en los andares,
recorría caminos llamados a la implosión. A un eterno desandar de
lo vivido. A un gran cataclismo cósmico que nos lanzaría por los
túneles del estreñimiento espacio-temporal dejándonos tan vacíos
como la materia de la que estan hechos nuestros sueños.
Yo era un ferviente seguidor del Big
Crunch (ver artículo del 2008 en este mismo blog). Un acólito sectario maravillado por el reino de la
implosión. Casi un hincha planetario en la redondez de mi concepción
universal. Alguien que estaba dispuesto a partirse el alma por
defender a ultranza la teoría sobre el final del universo.
Sin
embargo ahora, una crisis estructural me zozobra la materia oscura
del cerebro y me deja con el centro de gravedad sensorial tirado por
los suelos.
Resulta que según ciertos cálculos
matemáticos y las nuevas investigaciones cosmológicas, el universo
se aleja de si mismo con tanta rapidez como nosotros lo hacemos de
los antidisturbios. La maravilla es conocida como el Big Rip, algo
que tiene nombre de medicamento contra la gripe, de panacea
antivírica, de soledad sin fín.
De ser cierto ya no moriremos todos juntos,
desandando lo recorrido en un mundo inverso que nos lleve a las
fuentes de la materia, contraídos en un útero conmocionado y
caliente cual sopa primordial de materia y energía. Moriremos más
solos que la una, desgarrándonos la memoria como auto-caníbales o
gigantescos saturnos devorados por unas neuronas asesinas en un
desquiciado baile de mordiscos y pensamientos alienados. Solos y
anchos. Pasando del sueño constreñido de un universo de verano a la
pesadilla fria de un mundo inflaccionario después de navidad. Solos
y fríos. Acojonados.
Delmundo
Milà.